
Crié mal a un zorro de nueve colas
Un día me encontré con un espíritu. Y no era cualquiera, sino un cachorro gumiho. Mientras me preocupaba por el destino del pequeño, conocí a una sacerdotisa del continente oriental, quien me dijo que lo criara hasta que alcanzara la madurez y luego lo enviara de regreso a casa. Criando un pequeño zorro... ¿Cómo podría un humano maldito acoger y cuidar una vida joven? Fue extraño y aterrador, pero no pude negarme. El zorro, Ran, era simplemente adorable. Entonces, con mucho amor y cuidado, lo crié... Pero cuando creció, se volvió tan seductor como he oído de los de su especie, y se negó a ser independiente. Todo el entrenamiento que había dado parecía haber sido en vano, con esa mirada lasciva. "No puedes huir." "Sigue siendo buena y ayúdame, Scyllia. A mi lado." Para siempre...